Haciendo historia
Zapatero, Maragall, Carod, Mas por la gracia de Dios erigidos como representantes del Estado Español el primero y de los Países Catalanes los siguientes, señores de la peninsula, españoles, hombres y mujeres de cualquier edad y a quienquiera esta carta le concierna, salud y gracia para él.
Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos catalanes que han españolizado y han cometido apostasía contra los Países Catalanes, siendo causa la mayoría por las relaciones entre españoles y catalanes. Por lo tanto, en el año de 2006, ordenamos que los españoles fueran separados de las ciudades y provincias de nuestros dominios y que les fueran adjudicados sectores separados, asignando trabajos minoritarios, obligando al conocimiento del catalán, esperando que con esta separación y conversión la situación existente sería remediada, y nosotros ordenamos que se estableciera la persecución a los españoles en estos dominios; y en el término de 20 años ha funcionado y la persecución ha encontrado muchas personas culpables además, estamos informados por los órganos competentes para esta persecución y otros del gran daño que persiste a los catalanes al relacionarse con los españoles, y a su vez estos españoles tratan de todas maneras de subvertir a los Países Catalanes y están tratando de obstaculizar a catalanes de nacimiento de acercarse a sus creencias.
Estos españoles han instruido a esos catalanes en la falsa España, enseñando español a sus hijos y dándoles libros para que conozcan falsa historia, y declarándoles a ellos un pasado en común, y enseñándoles tradiciones españolas y compartiendo con ellos instituciones, leyes y obligaciones, informándoles cuando son las festividades de Pascua y como seguirla, dándoles el vino de Rioja y el cochinillo de Soria preparados ceremonialmente, y dando instrucción de las cosas que pueden conseguir en el territorio español y otras cosas requiriendo el uso de la lengua española, haciéndoles saber que pueden utilizarla sin temor. Y así lo hace claro basándose en confesiones de estos españoles que han pervertido a los catalanes y ha resultado en un gran daño y detrimento a los Países Catalanes, y como nosotros conocíamos el verdadero remedio de estos daños y las dificultades yacían en el interferir de toda comunicación entre los mencionados españoles y los catalanes y enviándolos fuera de todos nuestros dominios, nosotros nos contentamos en ordenar la expulsión de dichos españoles de todas las ciudades y villas y lugares de los Países Catalanes donde aparentemente ellos habían efectuado el mayor daño, y creyendo que esto seria suficiente de modo que en esos y otras ciudades y villas y lugares en nuestra Nación y nuestras posesiones seria efectivo y cesarían a cometer lo mencionado en otros lugares. Y porque hemos sido informados que nada de esto ha ocurrido, ni las justicias hechas para algunos de los mencionados españoles encontrándolos muy culpables por los susodichos crímenes y transgresiones contra la Nación Catalana han sido un remedio completo como ejemplo para el resto de españoles que habitaban los Países Catalanes. Y a la Nación Catalana cada día parece que los españoles incrementan su daño; y porque no existe lugar donde ofender más a nuestra Nación, si siendo la causa principal los llamados españoles si no son convertidos deberán ser expulsados de los Países Catalanes.
Debido a que cuando un crimen detestable y poderoso es cometido por algunos miembros de algún grupo es razonable que el grupo deba ser absuelto o aniquilado y los menores por los mayores serán castigados uno por el otro y aquellos que permiten a los buenos y honestos en las ciudades y en las villas y por su contacto puedan perjudicar a otros deberán ser expulsados del grupo de gentes y a pesar de menores razones serán perjudiciales a la Nación y los mas por la mayoría de sus crímenes seria peligroso y contagioso de modo que el Consejo de hombres eminentes y políticos de nuestra Nación y de otras personas de conciencia y conocimiento de nuestro supremo Tripartito y después de muchísima deliberación se acordó en dictar que todos los españoles y españolas deben abandonar nuestra Nación y que no sea permitido nunca regresar.
Nosotros ordenamos además en este edicto que los españoles y españolas cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún español que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes.
Y hemos ordenado que ninguna persona en nuestra Nación sin importar su estado social incluyendo nobles que escondan o guarden o defiendan a un español o española ya sea públicamente o secretamente desde fines de Julio y meses subsiguientes en sus hogares o en otro sitio en nuestra región con riesgos de perder como castigo todos sus feudos y fortificaciones, privilegios y bienes hereditarios.
Hágase que los españoles puedan deshacerse de sus hogares y todas sus pertenencias en el plazo estipulado por lo tanto nosotros proveemos nuestro compromiso de la protección y la seguridad de modo que al final del mes de Julio ellos puedan vender e intercambiar sus propiedades y muebles y cualquier otro articulo y disponer de ellos libremente a su criterio que durante este plazo nadie debe hacerles ningún daño, herirlos o injusticias a estas personas o a sus bienes lo cual seria injustificado y el que transgrediese esto incurrirá en el castigo los que violen nuestra seguridad Real.
Damos y otorgamos permiso a los anteriormente referidos españoles y españolas a llevar consigo fuera de nuestras regiones sus bienes y pertenencias por mar o por tierra exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro articulo prohibido por las leyes del reinado.
De modo que ordenamos a todos los concejales, magistrados, políticos, mossos d’esquadra, oficiales, buenos hombres de la ciudad de Barcelona y otras ciudades y villas de nuestro reino y dominios, y a todos nuestros vasallos y personas, que respeten y obedezcan con esta carta y con todo lo que contiene en ella, y que den la clase de asistencia y ayuda necesaria para su ejecución, sujeta a castigo por nuestra gracia soberana y por la confiscación de todos los bienes y propiedades para nuestra casa real y que esta sea notificada a todos y que ninguno pretenda ignorarla, ordenamos que este edicto sea proclamado en todas las plazas y los sitios de reunión de todas las ciudades y en las ciudades principales y villas de los Países Catalanes, y sea hecho por el heraldo en presencia de el escribano público, y que ninguno o nadie haga lo contrario de lo que ha sido definido, sujeto al castigo de nuestra gracia soberana y la anulación de sus cargos y confiscación de sus bienes al que haga lo contrario.
Y ordenamos que se evidencie y pruebe a la corte con un testimonio firmado especificando la manera en que el edicto fue llevado a cabo.
Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos catalanes que han españolizado y han cometido apostasía contra los Países Catalanes, siendo causa la mayoría por las relaciones entre españoles y catalanes. Por lo tanto, en el año de 2006, ordenamos que los españoles fueran separados de las ciudades y provincias de nuestros dominios y que les fueran adjudicados sectores separados, asignando trabajos minoritarios, obligando al conocimiento del catalán, esperando que con esta separación y conversión la situación existente sería remediada, y nosotros ordenamos que se estableciera la persecución a los españoles en estos dominios; y en el término de 20 años ha funcionado y la persecución ha encontrado muchas personas culpables además, estamos informados por los órganos competentes para esta persecución y otros del gran daño que persiste a los catalanes al relacionarse con los españoles, y a su vez estos españoles tratan de todas maneras de subvertir a los Países Catalanes y están tratando de obstaculizar a catalanes de nacimiento de acercarse a sus creencias.
Estos españoles han instruido a esos catalanes en la falsa España, enseñando español a sus hijos y dándoles libros para que conozcan falsa historia, y declarándoles a ellos un pasado en común, y enseñándoles tradiciones españolas y compartiendo con ellos instituciones, leyes y obligaciones, informándoles cuando son las festividades de Pascua y como seguirla, dándoles el vino de Rioja y el cochinillo de Soria preparados ceremonialmente, y dando instrucción de las cosas que pueden conseguir en el territorio español y otras cosas requiriendo el uso de la lengua española, haciéndoles saber que pueden utilizarla sin temor. Y así lo hace claro basándose en confesiones de estos españoles que han pervertido a los catalanes y ha resultado en un gran daño y detrimento a los Países Catalanes, y como nosotros conocíamos el verdadero remedio de estos daños y las dificultades yacían en el interferir de toda comunicación entre los mencionados españoles y los catalanes y enviándolos fuera de todos nuestros dominios, nosotros nos contentamos en ordenar la expulsión de dichos españoles de todas las ciudades y villas y lugares de los Países Catalanes donde aparentemente ellos habían efectuado el mayor daño, y creyendo que esto seria suficiente de modo que en esos y otras ciudades y villas y lugares en nuestra Nación y nuestras posesiones seria efectivo y cesarían a cometer lo mencionado en otros lugares. Y porque hemos sido informados que nada de esto ha ocurrido, ni las justicias hechas para algunos de los mencionados españoles encontrándolos muy culpables por los susodichos crímenes y transgresiones contra la Nación Catalana han sido un remedio completo como ejemplo para el resto de españoles que habitaban los Países Catalanes. Y a la Nación Catalana cada día parece que los españoles incrementan su daño; y porque no existe lugar donde ofender más a nuestra Nación, si siendo la causa principal los llamados españoles si no son convertidos deberán ser expulsados de los Países Catalanes.
Debido a que cuando un crimen detestable y poderoso es cometido por algunos miembros de algún grupo es razonable que el grupo deba ser absuelto o aniquilado y los menores por los mayores serán castigados uno por el otro y aquellos que permiten a los buenos y honestos en las ciudades y en las villas y por su contacto puedan perjudicar a otros deberán ser expulsados del grupo de gentes y a pesar de menores razones serán perjudiciales a la Nación y los mas por la mayoría de sus crímenes seria peligroso y contagioso de modo que el Consejo de hombres eminentes y políticos de nuestra Nación y de otras personas de conciencia y conocimiento de nuestro supremo Tripartito y después de muchísima deliberación se acordó en dictar que todos los españoles y españolas deben abandonar nuestra Nación y que no sea permitido nunca regresar.
Nosotros ordenamos además en este edicto que los españoles y españolas cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún español que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes.
Y hemos ordenado que ninguna persona en nuestra Nación sin importar su estado social incluyendo nobles que escondan o guarden o defiendan a un español o española ya sea públicamente o secretamente desde fines de Julio y meses subsiguientes en sus hogares o en otro sitio en nuestra región con riesgos de perder como castigo todos sus feudos y fortificaciones, privilegios y bienes hereditarios.
Hágase que los españoles puedan deshacerse de sus hogares y todas sus pertenencias en el plazo estipulado por lo tanto nosotros proveemos nuestro compromiso de la protección y la seguridad de modo que al final del mes de Julio ellos puedan vender e intercambiar sus propiedades y muebles y cualquier otro articulo y disponer de ellos libremente a su criterio que durante este plazo nadie debe hacerles ningún daño, herirlos o injusticias a estas personas o a sus bienes lo cual seria injustificado y el que transgrediese esto incurrirá en el castigo los que violen nuestra seguridad Real.
Damos y otorgamos permiso a los anteriormente referidos españoles y españolas a llevar consigo fuera de nuestras regiones sus bienes y pertenencias por mar o por tierra exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro articulo prohibido por las leyes del reinado.
De modo que ordenamos a todos los concejales, magistrados, políticos, mossos d’esquadra, oficiales, buenos hombres de la ciudad de Barcelona y otras ciudades y villas de nuestro reino y dominios, y a todos nuestros vasallos y personas, que respeten y obedezcan con esta carta y con todo lo que contiene en ella, y que den la clase de asistencia y ayuda necesaria para su ejecución, sujeta a castigo por nuestra gracia soberana y por la confiscación de todos los bienes y propiedades para nuestra casa real y que esta sea notificada a todos y que ninguno pretenda ignorarla, ordenamos que este edicto sea proclamado en todas las plazas y los sitios de reunión de todas las ciudades y en las ciudades principales y villas de los Países Catalanes, y sea hecho por el heraldo en presencia de el escribano público, y que ninguno o nadie haga lo contrario de lo que ha sido definido, sujeto al castigo de nuestra gracia soberana y la anulación de sus cargos y confiscación de sus bienes al que haga lo contrario.
Y ordenamos que se evidencie y pruebe a la corte con un testimonio firmado especificando la manera en que el edicto fue llevado a cabo.