Problemas de convivencia

Suelo despertarme a las siete menos cuarto todas las mañanas para ir al trabajo, pero hace unas semanas, ruidos de cristales rotos me despertaron antes. No serian más de las seis cuando, sobresaltado, salí de la cama y me asome por la ventana. Cual no seria mi sorpresa al descubrir en la calle a mi vecino del séptimo con un enorme bate de béisbol, destrozando los cristales de mi coche.
Perplejo, corrí hacia el teléfono para avisar a la policía que con la diligencia que no le caracteriza, se presentó a los pocos minutos y ante las agresiones que propino el vándalo a los agentes, lo detuvieron. Mi satisfacción al saber que aquel personaje recibiría su merecido caminaba a la par de mi frustración al saber que mi seguro no se hacia cargo del cambio de lunas.
Aquella frustración fue mayor cuando al día siguiente descubrí las ruedas de mi coche pinchadas, ¿quien podía haber sido? ¿Quizá el hermano del individuo apresado?
Tendría ocasión de confirmar mis sospechas, pues la siguiente noche, apostado en la ventana, descubrí al hermano del individuo encarcelado rallando con una llave la pintura de mi coche. Como la noche anterior, llamé a la policía, que esta vez si, hizo gala de su fama y llego pasados los tres cuartos de hora. Como no habían observado el incidente no podían detener al vengativo hermano y tuve que conformarme con un escueto, haremos todo lo que este en nuestras manos. Que fue más bien poco, si tenemos en cuenta que los días sucesivos, hasta la fecha, este desgraciado ha venido haciendo fechorías como por ejemplo pintar la puerta de mi casa con spray rojo chillón, volver a destrozar los cristales del coche, romper los faros e intermitentes, pincharme las ruedas nuevamente, apedrear la ventana de mi cocina, dejar sus bolsas de basura en mi rellano, reventarme el buzón o cortarme la línea de teléfono.
De todas formas, he de deciros que estoy feliz, una sonrisa cruza mi cara de oreja a oreja y estoy seguro de que solucionaré el problema. Le he dejado una carta en el buzón donde le digo que estoy dispuesto a hablar con él, siempre y cuando deje de hacer estos actos de vandalismo, faltaría más.
Y creo que aceptará, creo que hablará conmigo y seguramente, si retiro todas las denuncias sobre él y su hermano, si consigo que dejen salir a su hermano de prisión sin cargos, quizá podamos llegar a un acuerdo. No sé, al menos eso espero yo.
Su padre me ha dicho que tienen la casa muy sucia, quizá si le digo que todos los lunes paso yo a limpiársela. Y bueno, en las reuniones de vecinos siempre están quejándose con el tema de pagar la contribución, así que le diré que no hace falta que la paguen, ya la pagaré yo por ellos. Creo que así me libraré de estos actos vandálicos.

Confió en arreglar el problema pronto, últimamente el vecino del cuarto también se queja en las reuniones por tener que pagar la contribución, y ayer lo vi inutilizando la cerradura de mi casa con silicona.